Lunes, 28 Noviembre 2016 00:00

Fidel: ha muerto el hombre y nace su leyenda

Armando Briñis Zambrano*

El 25 de noviembre falleció el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro. Como coincidencia de la historia un 25 de noviembre; pero de 1956, hace exactamente 60 años, había partido desde el puerto de Tuxpan en México, al frente de ochenta hombres, en el yate Granma, con el objetivo de desembarcar en la costa oriental de Cuba y por la vía armada derrotar la Dictadura militar de Fulgencio Batista. La acción enr si parecía una locura, se proponía por segunda vez derrotar al dictador, apoyado por el gobierno estadounidense de la época y a solo 90 millas de sus costas. Dos Años después, el 1ro de enero de 1959 entraba triunfalmente en Santiago de Cuba y el 8 de enero en La Habana.


El 13 de agosto de 1926, nació en la antigua provincia de Oriente y actual provincia de Holguín, Cuba, en un pueblo llamado Birán, Fidel Alejandro Castro Ruz. Hijo de emigrante gallego, su padre, Ángel Castro, y emigrante canaria, su madre, Lina Ruz. Habían formado una familia que alcanzó una cómoda posición social como terratenientes.


En 1934 ingresó en el colegio salesiano de Santiago. En septiembre de 1939 se inscribiría en el Colegio de Dolores, de los jesuitas, también en Santiago de Cuba y en 1942 ingresó al Colegio Belén de La Habana (entonces de los jesuitas). Finalizó el bachillerato en junio de 1945 y en septiembre se matriculó en la Universidad de La Habana, en la Facultad de Derecho.


Fue durante el periodo universitario cuando dio sus primeros pasos en la política. Elegido delegado de curso, llegó a recibir amenazas de muerte al enfrentarse a un candidato de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) apoyado por el gobierno del entonces Presidente Ramón Grau San Martín, famoso por su relación con grupos de testaferros armados. A Fidel Castro lo teuvo sin cuidado y fue electo.


En 1947, con 21 años, como presidente del Comité Pro Democracia Dominicana de la FEU, promovió acciones en contra del dictador dominicano Rafael Trujillo, y formó parte de la Invasión de Cayo Confites, con el objetivo de derrocarlo. Al ser interceptados en la Bahía de Nipe, unz, al intentar alcanzar suelo dominicano, se lanza al agua y escapa a nado hasta Cayo Saetía.


En 1948 fue enviado a Colombia como delegado de la FEU a la IX Conferencia Interamericana; estaba citado para encontrarse con el candidato a presidente Jorge Eliécer Gaitán la misma tarde en que éste fue asesinado (fue el llamado «Bogotazo»), participando en las manifestaciones populares  y acciones armadas posteriores al asesinato.


De regreso a Cuba, en 1950, obtuvo su diploma en leyes. En 1951, se suicidó Eduardo Chibás, líder del Partido Ortodoxo, con el que Fidel había simpatizado desde sus años universitarios. En junio de 1952 se presentó por este partido por una circunscripción de La Habana, como candidato al Parlamento, pero el golpe de estado del general Fulgencio Batista derrocó al gobierno de Carlos Prío Socarrás y anuló las elecciones. El golpe fue reconocido por el gobierno estadounidense y Fidel utilizaría sus contactos y relaciones con la Juventud del Partido Ortodoxo para aglutinar a un grupo de jóvenes que vieron en la lucha armada revolucionaria la única vía de resolver los graves problemas de explotación y miseria de las amplias mayorías del pueblo cubano.


El 26 de Julio de 1953 dirigió los ataques a los Cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba (este de manera personal), y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, acciones que tuvieron por objetivo propiciar el levantamiento armado y el llamado a la Huelga General y en caso de fallar internarse en las montañas y continuar la lucha. El fracaso condujo a su captura.


Juzgado y sentenciado a quince años de prisión. En el alegato final del juicio, Fidel Castro pronunció su discurso de autodefensa, conocido como “La Historia Me Absolverá”, programa democrático-revolucionario del futuro Movimiento 26 de Julio. Tras 22 meses de prisión fue liberado durante la amnistía general de mayo de 1955. Meses después se exilió a Estados Unidos y finalmente fue a México.


Regresó a Cuba con otros 80 miembros (el era el 81) del denominado Movimiento 26 de Julio el 2 de diciembre de 1956 a bordo del yate Granma. El desembarco debía ejecutarse de forma sincronizada con miembros de la organización, que encabezados por Frank País inmovilizaron en Santiago de Cuba a las fuerzas de la dictadura. El retraso por dos días el desembarco producto del mal tiempo, eliminó el factor sorpresa y el ejército ya alertado, sorprende en Alegría del Pío a los expedicionarios. Los sobrevivientes dirigidos por Fidel se internan en la Sierra Maestra, desde donde empezaron una guerra de guerrillas contra el gobierno de Batista.


Los revolucionarios llegaron a contar con más de 800 combatientes con los que enfrentaron a los más de 70 mil soldados. El 24 de mayo de 1958, Batista envió diecisiete batallones contra los rebeldes en la “Operación Verano”, pero fueron derrotados, iniciándose la contraofensiva rebelde que culminaría en los días finales de diciembre con la batalla de Santa Clara y la huida del dictador el 1 de enero de 1959, cuando Fidel proclamó el triunfo de la revolución desde el balcón del entonces Ayuntamiento de Santiago de Cuba.


Nombrado Primer Ministro por el Presidente Urrutia, el 17 de mayo se decreta la primera Ley de Reforma Agraria, firmada en Sierra Maestra, que confiscó todas las propiedades de más de 420 hectáreas de extensión. De forma simbólica, la primera propiedad expropiada fue la de su propia familia. Además, fundó organismos de nuevo tipo como el Instituto Nacional de Reforma Agraria e instituciones culturales como la Imprenta Nacional de Cuba (fundada el 31 de marzo) y el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (fundado el 24 de marzo).


A mediados de julio de 1959 dimite del cargo de Primer Ministro argumentando que sus diferencias con el presidente Urrutia ponían en peligro el proceso revolucionario, lo que motivó una masiva exigencia popular para que se reincorporara al cargo, forzando la renuncia del presidente Urrutia el 17 de julio. El nuevo presidente de la República, Osvaldo Dorticós, lo vuelve a nombrar Primer Ministro el 26 de julio, cargo que ocupara hasta 1976.


El 8 de mayo se reanudan las relaciones diplomáticas con la URSS, interrumpidas por Batista en 1952. El 29 de junio de 1960, Fidel anuncia la nacionalización de las refinerías de Texas Oil Company, Shell y Esso, tras estas negarse a procesar el petróleo soviético. El 6 de julio, el presidente de EE. UU. decretó el cese de 700 mil toneladas de azúcar de la cuota cubana en el mercado de ese país. Dos días más tarde, el senado estadounidense faculta al presidente Eisenhower para suspender todo tipo de ayuda a países que confiscaran propiedades estadounidenses. Como reacción, el Consejo de Ministros cubano acuerda otorgar poderes al presidente de la República y al primer ministro para confiscar las propiedades estadounidenses. El 6 de agosto, en el Estadio de Beisbol del Cerro (hoy Estadio Latinoamericano), Fidel anunció la confiscación de gran número de empresas estadounidenses, incluyendo las refinerías de petróleo, 36 centrales azucareros y las compañías de teléfonos y electricidad.


El 2 de septiembre expone en la Plaza de la Revolución la Primera Declaración de La Habana, como respuesta a la censura hecha a Cuba en la reunión de cancilleres de la Organización de Estados Americanos (OEA), en San José de Costa Rica, ante la decisión del Gobierno cubano de establecer relaciones con la Unión Soviética. El acto supuso el aislamiento diplomático entre Cuba y todos los países miembros, a excepción de México y Canada.


El 15 de octubre, Fidel dispuso la confiscación de la propiedad urbana, medida que afectó a intereses estadounidenses, y cuatro días después Washington respondió prohibiendo las exportaciones a la isla, salvo ciertos alimentos, medicinas y suministros médicos. Al bloqueo se añadió el boicot total cuando el 16 de diciembre Eisenhower redujo a cero la cuota azucarera. Finalmente, el 3 de enero de 1961, EE.UU. rompió las relaciones diplomáticas con Cuba.


En enero de 1961 comienza el mandato presidencial de John Fitzgerald Kennedy, que hereda de la administración anterior los planes de invasión. En este mes, en Cuba se inicia la Campaña Nacional de Alfabetización, que erradicó el analfabetismo, que afectaba a cerca de un millón de personas en Cuba.


El 15 de abril ocho aviones estadounidenses A-26 Invader (con falsas insignias cubanas) bombardean los aeropuertos militares de Ciudad Libertad, San Antonio de los Baños y el Antonio Maceo de Santiago de Cuba. El día siguiente, en el sepelio por las víctimas del bombardeo, Fidel define como socialista el proceso revolucionario cubano.


La madrugada del 17 de abril desembarcan en Playa Girón y Playa Larga (en la Bahía de Cochinos) una expedición de alrededor de mil 500 hombres de la denominada «Brigada 2506» escoltados por sus buques de guerra estadounidenses. Horas después, paracaidistas son transportados tierra adentro para ampliar la zona invadida. El grupo había sido reclutado mayoritariamente por cubanos y entrenado en Nicaragua por la CIA. La expedición partió desde Guatemala, lo que sirvió a la diplomacia estadounidense para negar cualquier conocimiento del asunto en Naciones Unidas, aunque posteriormente Kennedy reconoció la participación de su gobierno y asumió como suya la derrota.


El día 18 se produce la contraofensiva de las fuerzas cubanas dirigidas por el propio Fidel y desde el propio escenario de los hechos. La invasión fracasa 66 horas después de haber comenzado, apresando a mil 197 combatientes que serán juzgados y devueltos a EE. UU., a cambio de una indemnización en medicinas y alimentos (lo que se conoció popularmente como «compotas por mercenarios»).


El 2 de diciembre de 1961, en un mensaje televisado en cadena nacional, Fidel anuncia a Cuba y al mundo: “con entera satisfacción y con entera confianza soy marxista-leninista y seré marxista-leninista hasta el último día de mi vida”.


El 31 de enero de ese año, en la Octava Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA, celebrada en Punta del Este (Uruguay), se aprobaron una serie de resoluciones por las que se declaraba la incompatibilidad entre el carácter marxista-leninista del gobierno cubano con su pertenencia al Sistema Interamericano. El 4 de febrero, como respuesta a la expulsión de la OEA, Fidel proclama la Segunda Declaración de La Habana en la actual Plaza de la Revolución. El texto, que analiza el efecto del colonialismo y el imperialismo sobre América Latina, acusa a la OEA de ser “un ministerio de colonias yanquis”.


El gobierno cubano, ante la existencia de un plan para la invasión directa de los EE.UU. tras la fallida invasión mercenaria, acepta el ofrecimiento del gobierno soviético de emplazar misiles nucleares, a pesar de oposición a que el acuerdo fuese secreto, considerando que el acuerdo entre los dos países debía de ser público. La instalación fue descubierta por las fotografías de un avión espía estadounidense U-2, tras lo que Kennedy ordenó establecer una cuarentena y un cerco alrededor de la isla, desplegándose barcos y aviones de guerra estadounidenses.


Ante la problemática de tal enfrentamiento en el contexto de la Guerra Fría, Fidel y el gobierno cubano exigió el cumplimiento de 5 puntos para la retirada de los misiles: el fin del bloqueo, el fin de los ataques piratas, el fin de la guerra sucia, el fin de los planes subversivos y la retirada estadounidense de la Base Naval de Guantánamo.


Sin embargo, Nikita Jrushchov, Primer ministro de la URSS, propuso a Kennedy el desmantelamiento de las bases soviéticas de misiles nucleares en Cuba, a cambio de la garantía de que EE.UU. no invadiría a Cuba ni apoyaría operaciones con ese fin, y del desmantelamiento de las bases de misiles nucleares estadounidenses en Turquía, condiciones que Kennedy aceptó y nunca cumplió, ni él ni otra administración. Estados Unidos también propuso la inspección del desmantelamiento de los misiles en territorio cubano, a lo que Fidel se opuso, produciéndose la verificación en los barcos rusos en alta mar.


En 1965 el hasta entonces Partido Unificado de la Revolución Socialista (PURS), aglutinador de las tres tendencias fundamentales de la Revolución, el Movimiento 26 de Julio, el Partido Socialista Popular (Comunista) y el Directorio Revolucionario 13 de Marzo, cambió su denominación por la de Partido Comunista de Cuba (PCC), del cual fue elegido secretario general el propio Fidel. A partir de lo cual fue 1er Ministro y 1er Secretario del PCC, hasta 1976 en que la Constitución de este año lo proclama con la inmensa mayoría de apoyo popular Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, máximo cargo de gobierno en Cuba.


Bajo la dirección de Fidel Castro, Cuba obtuvo importantes logros sociales, especialmente visibles en educación a todos los niveles y salud pública, deportes, cultura general y especial, materias en las que llegó a constituir un modelo para los países subdesarrollados.
La economía planificada dio frutos iniciales, racionalizando las inversiones hacia objetivos de interés colectivo y facilitando una mejor distribución de la riqueza; pero, al igual que había ocurrido en la propia Unión Soviética, creo dificultades en la productividad. Cuando el derrumbe de la URSS y el llamado Campo Socialista impidió el trato justo entre los diferentes niveles de economía, sumado al recrudecimiento del Bloqueo estadounidense, la economía entró en el “Periodo Especial”, término de una economía de guerra en tiempo de paz y única forma de salvar la revolución y sus logros sociales.


Fidel rehusó introducir reformas en un sentido liberalizador, al estilo de la perestroika que auspiciaba Gorbachov y salvó la revolución cubana del hundimiento del resto de los regímenes del mal llamado “Socialismo Real” y de la propia URSS a finales de los años ochenta y principios de los noventa, en medio de la intensificación de las presiones norteamericanas que hoy duran más de 55 años y que han costado a la economía del país, pérdidas por más de 100 mil millones de dólares, a pesar del restablecimiento d ellas relaciones diplomáticas entre ambos países el 14 de diciembre del 2014. El bloqueo solo puede ser levantado totalmente por el Congreso estadounidense.


Con más de 600 intentos de asesinatos orquestados por la CIA y sus secuaces en todo el mundo y sus 90 años de existencia física, Fidel, como le llaman sus seguidores en Cuba, la inmensa mayoría del pueblo cubano, fue el último político sobreviviente de la Guerra Fría y sin que quede la menor duda uno de los precursores del nuevo pensamiento revolucionario y de la izquierda internacional, que inspirado en Marx, Engels, Lenin, Bolívar y Martí, influye e influirá de manera destacada a todos y todas las personas que en el mundo luchan por un mundo mejor, sin explotados y explotadores, sin discriminación racial, de género o de cualquier tipo y por sobre todas las cosas, que conserve el planeta y la humanidad del apetito voraz de las trasnacionales y oligopolios, del mercado por la ganancia a toda costa, sin importar sus consecuencias nefastas para la todo el ecosistema de la tierra.


Errores, los tuvo y quizás el tema económico sea del que más se trate y analice, pero cualquiera que estudie la historia de Cuba imparcialmente, puede o no estar de acuerdo con sus ideas revolucionarias y su actuación como político y estadista, pero tendría que reconocer que la Nación Cubana, su sobrevivencia ante la hostilidad del imperio más poderoso que jamás haya existido, se debe a su voluntad, determinación y apoyo de los cubanos humildes y orgullosos.


No queda duda que su figura ha trascendido el espacio y el tiempo que del dio la vida, sus más enconados adversarios, sus detractores y sus enemigos lo saben y hoy más que nunca le temen a su ejemplo, a sus ideas y a lo que representa.


Un día dije y hoy lo ratifico, Fidel Castro es parte de la historia y en Cuba es la historia misma. No se puede estudiar la historia contemporánea, no se puede estudiar la historia de América Latina, sin valorar la personalidad y el significado simbólico de Fidel Castro. Ha muerto el hombre y ha comenzado su leyenda.

*Investigador y catedrático de la Universidad Luterana Salvadoreña.

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