Martes, 16 Octubre 2018 00:00

Las pruebas estandarizadas en El Salvador: una necesidad innecesaria

Fotografìa Cortesía MINED 2018, Licencia bajo (CC BY-NC-ND 4.0)

 

Deysi Cheyne*

Introducción

En julio del presente año, el Ministro de Educación, Carlos Mauricio Canjura, firmó un convenio con la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), con el fin de participar en el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés) en el año 2021. Ya en junio del 2015, el gobierno salvadoreño y la OCDE habían firmado el Convenio Multilateral sobre Asistencia Administrativa Mutua en Materia Fiscal, convirtiéndose en el país número 86 signatario del instrumento internacional para impulsar la cooperación contra la evasión fiscal internacional1.

Creada en 1947, la OCDE nació de la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE), con el apoyo de los Estados Unidos y Canadá, para coordinar el plan Marshall para la reconstrucción de Europa tras la Segunda Guerra Mundial y como un socio económico para la OTAN. Desde 1961, su misión ha sido “ayudar a los gobiernos a alcanzar un crecimiento económico sostenible de sus economías y su fuerza laboral, y aumentar los niveles de vida de sus habitantes, manteniendo al mismo tiempo la estabilidad financiera, contribuyendo así; al desarrollo de la economía mundial”. Actualmente, la OCDE es un foro único en donde los gobiernos participantes trabajan conjuntamente para enfrentar los desafíos económicos y sociales de la globalización y al mismo tiempo, aprovechas sus oportunidades”2.

La participación de El Salvador en el programa PISA significa una inversión en cuatro años de $1,161,448.00, y “busca obtener un medio de comparación global del desempeño de los estudiantes salvadoreños al acercarse al final de la educación obligatoria, en áreas fundacionales como: la matemática, la lectura y las ciencias, y también en habilidades importantes como la resolución cooperativa de problemas y otras de importancia”3.

Las pruebas PISA son aplicadas cada tres años, examinando el rendimiento de alumnos de 15 años en áreas temáticas clave y estudian igualmente, una gama amplia de resultados educativos, entre los que se encuentran: la motivación de los alumnos por aprender, la concepción que éstos tienen sobre sí mismos y sus estrategias de aprendizaje.

Tienen por objeto, evaluar hasta qué punto los alumnos han adquirido algunos de los conocimientos y habilidades necesarios para la participación plena en la sociedad del saber. PISA saca a relucir aquellos países que han alcanzado un buen rendimiento y, al mismo tiempo, un reparto equitativo de oportunidades de aprendizaje, ayudando así a establecer metas ambiciosas para otros países4.

PISA se ha ejecutado en más de 163 países alrededor del mundo, desde su primera aplicación en el 2000, “con el objetivo de comparar la calidad educativa y examinar, así, problemas locales, globales e interculturales”5.

Durante la firma del convenio, el Ministro Canjura señaló que, con la implementación de PISA se quiere “transformar la cultura evaluativa en nuestro país, un sistema educativo debe de medirse por la calidad de ciudadanos que construye y las capacidades que desarrolla”6. Según el MINED, PISA busca además obtener información científica y confiable, para comparar los resultados disciplinares; obtener información de las actitudes de los estudiantes, para conocer cómo se desarrollan en temas importantes para la competitividad del siglo XXI. Asimismo, analizar la información obtenida del estudio de las disciplinas y actitudes, como de las circunstancias que generan estos resultados, para lograr el enriquecimiento de las políticas educativas y el currículo nacional. Este Programa se desarrollará a partir de este año 2018 hasta 2022. Para El Salvador, se espera una implementación piloto en 2020, y la aplicación definitiva de la prueba en 2021, bajo el dominio de lectura.

El convenio con El Salvador “se enmarca en el Eje estratégico No. 3 del Plan Nacional de Educación en Función de la Nación que habla de la «Creación de un Sistema Nacional de Evaluación Educativa» y será ejecutado por la Dirección Nacional de Educación Media del Ministerio de Educación”7.

¿Por qué es innecesaria la prueba PISA en El Salvador?

Después de 18 años de implementación a nivel mundial, muchas son ya las críticas asociadas a esta prueba estandarizada, venidas tanto de países desarrollados como de los países pobres como El Salvador.

Una crítica metodológica a las pruebas PISA, realizada en la Universidad de Granada, España, por Antonio Fernández-Cano en el 2016, destaca las deficiencias y limitaciones que presentan: “una lógica incoherente, toma de muestras opacas, diseño evaluativo inestable, instrumentos de medición de validez cuestionables, el uso oportunista de las puntuaciones transformadas por la normalización, la confianza reverencial en la significación estadística, la ausencia de estadísticas sustantivamente importantes centradas en las magnitudes de los efectos, una presentación problemática de los hallazgos e implicaciones cuestionables extraídas de los resultados para las prácticas y las legislaciones educativas”8.

Si bien las pruebas PISA no son impuestas por la OCDE, ya que cada ministerio de educación decide si participar o no, sin embargo, el modelo evaluativo si lo es, lo cual estandariza para todos los países métodos y contenidos evaluativos difícilmente comparables.

PISA es una evaluación que no tiene consecuencias directas para la promoción de la persona evaluada; más bien, se trata de “un sutil ejercicio de rendir cuentas y competitividad tendiente a justificar el gasto económico del momento o racionalizar el gasto futuro en educación”9. También se cuestiona la validez del contenido de los instrumentos evaluativos, por el reducido número de ítems que cada sujeto realiza sobre el libreto administrado al estudiante, y generados por muestreo matricial, con lo que no hay garantía y evidencia de que las formas paralelas de cada prueba sean en verdad paralelas y más sin disponer de índices de discriminación de los ítems, que no se aportan en los informes”10.

Una conclusión fuerte de Fernández-Cano se refiere a que, “PISA es sólo un macro estudio evaluativo internacional; ante ello, habría entonces que ser muy cuidadoso en establecer inferencias infundadas, por pretendidamente derivadas de él, relativas a su nula función diagnóstica del desempeño individual del alumno, a cambios curriculares, a comparaciones reduccionistas no contextualizadas o a prácticas del profesor”... sin embargo, señala el autor, su impacto es alentador con notables consecuencias positivas; por consiguiente, su estudio merecería una indagación más profunda y continuada de carácter meta-evaluativo. Un modo de contribuir a la mejora de un programa es oír la críticas que se le hacen, la cuales no siempre son fáciles de formular”11.

La pregunta obvia para nuestro país es si necesitamos invertir tanto dinero en una prueba que nos dirá lo mal que estamos en relación a los países con sistemas educativos más adelantados y para qué usaremos sus resultados. Si esto último no es claro, entonces se vuelve innecesaria por inútil e ineficaz para lo que realmente necesitamos como país.

Conclusión

El Salvador no necesita medirse a nivel mundial en una competencia de la que de antemano sabemos que saldremos en saldo rojo. No necesitamos enriquecer más a las transnacionales europeas encargadas de toda la implementación porque nos hace faltan recursos para cosas más elementales: reparar nuestras destartaladas escuelas, que tengan agua y luz y mejores condiciones didácticas y pedagógicas.

Si la PAES tiene ya tantos cuestionamientos debido a que sus resultados no determinan ningún cambio educativo, a pesar de ser propia para nuestro país, pensemos en PISA, cuyos contenidos y métodos son ajenos a nuestra cultura nacional y se vuelven recetas impuestas para implementar soluciones ajenas a las problemáticas locales. PISA es innecesaria y solo es una “versión neoliberal de la teoría del capital humano” (Barón, 2018)12, que ha hecho de la educación una mercancía muy rentable y con gran poder en manos de los poderes hegemónicos.

 

* Docente e investigadora de la Universidad Luterana Salvadoreña

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1 OCDE, Mejores Política para una Vida Mejor. Recuperado de: https://www.oecd.org/centrodemexico/laocde/masinformacionsobrelaocde.htm

2 OCDE, Mejores Política para una Vida Mejor (2015). Recuperado de: https://www.oecd.org/centrodemexico/laocde/masinformacionsobrelaocde.htm#que_es

3 MINED. Portal de Transparencia (2018). Recuperado de: https://www.mined.gob.sv/index.php/noticias/item/9533-el-salvador-firma-acuerdo-para-la-implementacion-de-prueba-internacional-pisa-2021

4 OCDE. PISA. Recuperado de: http://www.oecd.org/pisa/pisaenespaol.htm

5 Ibídem

6 Ibídem

7 Ibídem

8 Fernández-Cano, Antonio (2016). Una crítica metodológica de las evaluaciones PISA. University of Granada (Spain). Relieve. Revista Electrónica de Investigación y Evaluación Educativa. Recuperado de: https://www.uv.es/RELIEVE/v22n1/RELIEVEv22n1_M15.pdf

 

9 Ibídem

10 Ibídem

11 Ibídem

12 Barón, A. (2018). Las Pruebas PISA, una versión neoliberal de la teoría del capital humano; intromisión y control externo de lo público. ContrahegemoniaWeb. Recuperado de: http://contrahegemoniaweb.com.ar/las-pruebas-pisa-una-version-neoliberal-de-la-teoria-del-capital-humano-intromision-y-control-externo-de-lo-publico/

 

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