Jueves, 16 Julio 2015 00:00

Análisis crítico del pensamiento de Hugo Zemelman

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Armando Briñis Zambrano*

Jessica Martínez**

La realidad que enfrentamos, la realidad socio histórica, tiene múltiples significados. No es una realidad clara, inequívoca, con una significación cristalina y a la cual se le pueda abordar sencillamente construyendo teorías o conceptos. No es así por diversas razones, las cuales forman parte del debate que hoy día se da en el ámbito académico sobre el problema que afecta a las ciencias sociales, y que yo resumiría en un concepto: el desajuste, el desfase que existe entre muchos corporas teóricos y la realidad.” (Zimelman, H. S/F)

HugoHernán Zemelman Merino, sin lugar a dudas uno de los sociólogos más importantes de América Latina, lanzó su actividad académica posterior a 1980  volcándola hacia la epistemología de las ciencias sociales, influyendo desde entonces a muchos investigadores de habla hispana.

Uno de sus primeros artículos en esa línea fue “Método y teoría del conocimiento: Un debate”, publicado en 1987 por la Revista Mexicana de Sociología y los libros “Conocimiento y sujetos sociales: Contribución al estudio del presente” (1987) y “Uso crítico de la teoría: En torno a las funciones analíticas de la totalidad” (1987).

También la revista de epistemología Cinta de Moebio se han publicado artículos sobre Zemelman, como por ejemplo “Del tema al objeto de investigación en la propuesta epistemológica de Hugo Zemelman” por Larry Andrade de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (Santa Cruz, Argentina).

En el año 2004, Zemelman creó y dirigió, hasta su fallecimiento, el Instituto “Pensamiento y Cultura en América Latina” (IPECAL), que desarrolla hasta la  actualidad la investigación e imparte postgrados en el área de pensamiento latinoamericano.

En sus diferentes publicaciones se debate sobre problemas agrarios, movimientos sociales, metodología y epistemología, entre otras cosas, pero de manera especial en la que consideramos su obra cumbre: “Historia y política del conocimiento; Discusiones acerca de las posibilidades heurísticas de la dialéctica” (1983), publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Zemelmanvaloró e hizo importantes aportes en el análisis de la emergencia de discursos y teorías sociales que reivindican el papel del sujeto y de la subjetividad, invitando a que las ciencias sociales asuman el análisis del plano subjetivo como componente activo en los procesos de construcción de conocimiento y en la valoración de la realidad social en todas sus aristas.

Algunos autores retoman la obra de Hugo Zemelman con el fin de exponer los planteamientos epistemológicos y metodológicos de este investigador con respecto a la subjetividad y el papel de los sujetos sociales en los procesos históricos.

En primera instancia, algunos de los autores en este sentido señalan que ha existido un eclipsamiento del sujeto por tendencias objetivistas y economicistas en el análisis histórico y social, por lo cual consideran necesarias la generación de otras perspectivas epistemológicas que reivindican el papel del sujeto y la subjetividad en los planos histórico y social[1].

Bajo esta perspectiva, Zemelman entendió la sociedad como una construcción abierta, compleja, cambiante e indeterminada con disímiles planos espaciales y temporales, lo cual permite que en los sujetos y en la subjetividad confluyan los diversos planos de la realidad social. La perspectiva epistemológica de Zemelman ubicada en las denominadas perspectivas de borde o constantemente cambiantes, concibe a los sujetos sociales como creadores de historia, lo cual plantea una diferencia de la perspectiva clásica de sujeto histórico que encarna exclusivamente a una clase social o a una relación política- ideológica, por tanto, se busca ante todo el análisis más amplio del sujeto.

En este sentido Zemelman ve la consolidación de un sujeto activo que propicia la búsqueda de nuevas significaciones y requiere para esto de un lenguaje abierto y nuevo. A su vez, en la construcción de subjetividad se propone supuestamente, rescatar la historia a través del sujeto, es decir, que este conjugue la conciencia de su historicidad y su colocación desde lo utópico, asumiendo la conciencia como necesidad de prácticas cotidianas.

La exigencia de Zemelman de colocarnos en la historia para construir el futuro, requiere de una construcción del conocimiento que contemple las variadas dimensiones de la realidad, así como las del sujeto que actúa en un contexto. En este orden de ideas, el conocimiento social tiene como pilares a los sujetos sociales y la realidad, esta última concebida como campo de acción. Esto hace que el conocimiento social se movilice sobre los ámbitos de la subjetividad social y la articulación de formas discursivas, generando de este modo, una construcción de sentidos diversos.

La subjetividad social cobra importancia para las ciencias sociales ya que es “en la subjetividad y en los sujetos donde confluyen y se reelaboran tanto los factores estructurales de la vida social,- sean estos económicos, políticos, sociales o culturales-, como los procesos constructivos de la vida social; es a través de ellos que se articulan y que podemos comprender las dinámicas (…) de la sociedad” (Zemelman, Hugo. 2012)

 De este modo, explica Zemelman la subjetividad social (individual o colectiva) es un plano de la realidad social donde se articulan la memoria, la cultura, la conciencia,  la voluntad y la utopía, por lo cual el investigador chileno la asocia con la apropiación de una historicidad social. La subjetividad se hace presente en la realidad social bien sea en el marco de la vida cotidiana como en las esferas micro y macro sociales.

Así mismo, desde esta perspectiva, el concepto de subjetividad involucra al conjunto de normas, creencias, lenguajes y formas de asir el mundo, configurando identidades, modos de ser y cambios colectivos más allá o no solo por las condicionantes de la producción económica y de los sistemas políticos. Para él la subjetividad toca lo personal lo social y lo cultural, de este modo, esta se despliega en la cultura, entendida esta como un conjunto de representaciones simbólicas, valores y actitudes generalmente fragmentadas y heterogéneas.

Considera que es en las experiencias y en las luchas de los grupos sociales donde realmente se ve asumida la subjetividad social.  A partir de lo mencionado, Zemelman plantea que los individuos y grupos sociales por medio de prácticas materiales y simbólicas adquieren una subjetividad colectiva que construye su propia realidad.

Asimismo, Zemelman reivindica al sujeto contra la homogeneización de la vida social. En lo epistemológico el sujeto es esencial para lograr una mejor captación de la realidad histórica debido que involucra diversos planos de lo social. En cuanto a lo político, el rescate del sujeto evita -tanto en individuos como en colectivos- la condena a un eterno presente, a un discurso único y el conformismo frente al orden hegemónico imperante.

Al respecto debemos señalar que la subjetividad social no solo se ha dado en términos de clase social, sino que también se materializa en dimensiones como lo local, lo étnico o el género; y a su vez los sujetos son productos históricos y productores de la historia, señalando que existe en los sujetos una doble realidad: la que se refiere a las condiciones estructurales: formas organizativas, patrones de comportamiento y conducta y otra que no es aprehensible conceptualmente y que privilegia la memoria, la experiencia, la conciencia e incluso los mitos.

En síntesis, todo esto es lo que de alguna manera está detrás del análisis del  pensamiento y cultura en América Latina; teniendo en cuenta que nuestra región es una construcción de sujetos que se están transformando y que, a su vez, construyen realidades distintas a las que pueden eventualmente surgir en otros contextos culturales, como pueden ser lo asiáticos, los europeos, los africanos, o los estadounidenses.

Considera Zemelman que en la medida en que lo antes señalado no lo tengamos en cuenta, evidentemente el conocimiento, en esa irracional pretensión de universalidad occidental, no va a ser nunca un conocimiento real, porque la realidad del conocimiento no está sólo en la universalidad, sino que está en lo que llamaríamos la pertinencia histórica del conocimiento. Y ésta se refiere a la capacidad que tiene el conocimiento de dar cuenta de la especificidad de los fenómenos, que es lo que resulta de entender a estos como ubicados en contextos muy complejos de relaciones múltiples y en distintos momentos, espacios y tiempos.

En ese desafío, analiza Zemelman, es que realmente debemos llegar a construir un conocimiento que permita reconocer posibilidades de construcción diferente,  que no se limite simplemente a describir lo que ya se ha producido o se circunscriba nada más a dar cuenta del discurso oficial dominante, como mucha ciencia social que lo cree así y hace ciencia, a veces incluso rigurosa, al interior de los parámetros de este discurso dominante, como si la realidad de la sociedad humana se redujera a los contenidos de ese discurso que hoy día es uno y mañana puede ser otro.

Para Zemelman la realidad es mucho más que eso, la realidad está siempre dentro y fuera de los límites del conocimiento, sea dominante o no. Por lo tanto, para poder reconocer esa realidad que está fuera de los límites de lo que se dice que es lo real en el plano de la economía, en el plano de los sistemas políticos, etcétera, necesitamos aplicar un razonamiento mucho más profundo, que rompa con los estereotipos, con los preconceptos, con lo que parece evidente.

Esa es la función de lo que aquí el autor ha llamado el pensar epistémico y que podemos traducir como el plantearse problemas a partir de lo que observo; pero sin quedarme reducido a lo que observo solamente, sino ir a lo profundo de la realidad y reconocer esas potencialidades que se ocultan, que son las que nos van a permitir construir un conocimiento que nos muestre posibilidades distintas de construcción de la sociedad y concluye con esa vieja advertencia del historiador francés Braudel de que: “así como un país no tiene sólo un pasado, tampoco tiene sólo un futuro” (Zemelman, Hugo. 2014)

 

*Investigador y catedrático de la Universidad Luterana Salvadoreña

**Docente de la Universidad de El Salvador. Sede Santa Ana.

 

Referencias Bibliográficas

Zemelman, Hugo. “Pensar teórico y pensar epistémico: los retos de las ciencias sociales latinoamericanas”. Publicado por Instituto de pensamiento y cultura de América Latina (IPECAL) (Consultado 29 de junio 2015 en: http://www.ipecal.edu.mx/Biblioteca/Documentos/Documento7.pdf)

Zemelman, Hugo. “Los Horizontes de la razón. La Historia y necesidad de Utopía”. 2012. (Consultado el 30 de junio de 2015 en: http://es.slideshare.net/ElizabethBecerraPalacios/los-hor5izontes-delarazon1)

Zemelman, Hugo. “Pensar teórico y pensar epistemológico. Los desafíos de la historicidad en el conflicto social” en: Observaciones Latinoamericanas. Perspectivas sobre el pensamiento social. Pág. 29. 2014.

 


[1]              Al respecto supuestos seguidores del marxismo absolutizan de manera mecánica la determinación económica de los procesos sociales.

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